La oposición que parecía adormitada por efectos de la tregua política acaba de exponer sus puntos de vista sobre los cien primeros días del gobierno. Más allá de compartir o discrepar sobre el fondo de las críticas o parabienes realizados, este tipo de ejercicio democrático resulta saludable.En principio, hace mal el oficialismo gubernamental y parlamentario en evidenciar una marcada intolerancia frente a las opiniones de la oposición, por severas o equivocadas que sean. El presidente Alan García sugirió una evaluación a los 180 días y otra a los dos años. Pero la fecha y las pruebas que miden el rendimiento no las fijan los evaluados sino los evaluadores. Más aun cuando García fue el primero en juzgar los cien días del gobierno de Alejandro Toledo, del cual dijo que no había satisfecho las expectativas.En este contexto, Lourdes Flores ha hecho un llamado para que el Gobierno deje la pirotecnia política y se concentre en las reformas de fondo (educación y salud) y la urgente modernización del Estado. Un tono más radical tuvo Ollanta Humala, quien calificó de "pésima" la gestión de García y acusó al Apra de un cogobierno con Fujimori. Precisamente, Keiko Fujimori consideró que el balance en este corto tiempo es positivo.Sin embargo, cabe también un comentario para la oposición: debería dejar de girar en torno a individualidades y caudillos, constituir organizaciones sólidas y estructuradas, para que su voz sea, consiguientemente, más representativa.