Ahora que se debate sobre mecanismos de control para las ONG -las que subsisten apelando a las carencias de la sociedad peruana pero al mismo tiempo se sienten intocables por ser financiadas por la cooperación internacional- habría que preguntarse también si todos los fondos que ingresan a sus arcas privadas son destinados realmente a "obras sociales" o son usados para otros fines. Por ejemplo, Miguel Palacín Quispe, presidente de la Confederación Nacional de Comunidades del Perú afectadas por la Minería (Conacami), registra en su reporte migratorio 46 viajes al exterior en los últimos seis años sin que nadie se preocupe en rastrearlos. Entre las excursiones de este fiero opositor de las empresas mineras se encuentran visitas a España, Holanda, Bélgica, Estados Unidos y Panamá, pero también aparecen sospechosos periplos por Bolivia y Ecuador, justo durante los comicios en los que se presentaron candidatos presidenciales afines a Hugo Chávez. Para graficar el asunto, sólo este año Palacín realizó 13 viajes al extranjero, ocho de los cuales tuvieron como destino Bolivia (cinco veces) y Ecuador (en tres ocasiones).