En la economía, hay variables que reaccionan casi de inmediato ante cambios en la coyuntura y otras que suelen más bien tomarse un tiempo en madurar y adaptarse. Entre las primeras se cuentan, sobre todo, las financieras, como por ejemplo el tipo de cambio o el valor de las acciones. Su precio salta o se desploma en cuestión de segundos. Las otras, en cambio, absorben poco a poco la información nueva y -cual buque en movimiento- frenan o cambian de curso con cierto rezago. Es el caso, por ejemplo, de la inversión, el PBI y el empleo.Son estas últimas las que, a pesar de su extenso tiempo de reacción, empiezan a preocupar seriamente. De acuerdo con el último reporte de inflación presentado el viernes por el Banco Central de Reserva del Perú (BCR), este año el PBI crecería 2,6%. El mismo ente emisor proyectaba una expansión de 2,9% en diciembre pasado. Para ponerlo en contexto, vale la pena recordar que el Perú creció en promedio 4,5% al año en las primeras dos décadas del siglo. En cuanto a la inversión, esta sería menor en 0,5% que la registrada durante el 2022, lo que marcaría el segundo año consecutivo de contracción. La caída de la inversión minera debido a la culminación de la etapa de construcción de la mina Quellaveco, en Moquegua, explica una parte de la reducción, pero también se han deteriorado las proyecciones para la inversión no minera en los últimos tres meses.(Edición domingo).