Entre los servicios públicos más fundamentales, la seguridad ciudadana tiene dos características que la hacen especial. La primera es que, a diferencia de otros como la educación, salud o infraestructura, sus procesos de deterioro no necesariamente suceden a lo largo de décadas de negligencia; pueden desencadenarse, más bien, en una violenta y rápida espiral de decadencia en la que los crímenes y la sensación de impunidad se refuerzan mutuamente.La segunda característica guarda relación con la esencia del Estado. Una nación puede ser viable aún con bajos índices de electrificación o saneamiento -por mencionar solo algunas responsabilidades del aparato público-, pero es inviable cuando el Estado de derecho y las garantías de seguridad personal se pierden del todo.