Otra vez el país se encuentra al borde de una crisis social. Otra vez la producción, el trabajo y la libre movilidad de los ciudadanos se tornan amenazados. Desde los últimos disturbios no se logró recuperar la paz.En algunos lugares que estaban azotados por la violencia se alcanzaron acuerdos entre comunidades y empresas para volver a trabajar, pero igual, en las zonas más alejadas del país, las carreteras y los caminos siguieron bloqueados. En tales condiciones, el trabajo y la producción no se normalizaron.En algunos casos el Ejecutivo anunció con bombos y platillos que se iban a reanudar las operaciones, pero en realidad no fue así. La ausencia del Estado en el interior del país es tal que las rocas y los piquetes de comuneros continúan poniendo la producción y el trabajo de la gente en vilo. Andahuaylas ha anunciado una nueva paralización, la que muy pronto se extenderá a toda Apurímac, Puno sigue paralizado, Ayacucho está convulsionado; de solución definitiva de los conflictos del mes anterior no hay ni el título; y ya están por comenzar nuevos trances.(Edición sábado).