Por suerte, los 144 internos por narcotráfico del pabellón 3 del penal de San Jacinto, en Loreto, no vieron --como reza el dicho-- la luz al final del túnel pero del túnel que habían construido para fugarse el último sábado.Más allá de la ironía y lo providencial del descubrimiento por parte de la policía, lo que tenemos es una perla más de la crisis del sistema carcelario, al que las bandas entran y salen como Pedro en su casa.La situación no se resuelve con la simple rotación de policías, ordenada por la Quinta Dirección Territorial de la Policía Nacional de Loreto. Y es que, como ha informado El Comercio, no es la primera vez que alguien fuga de ese penal, donde se halla Jorge Chávez Montoya 'Polaco', el ex cómplice del condenado por narcotráfico Fernando Zevallos. Lo peor es que este incidente, planificado y ejecutado en las narices de los custodios, podría repetirse en otras cárceles del país.Recuérdese lo sucedido en setiembre pasado, cuando el país fue testigo de las gollerías de los presos en Piedras Gordas: celulares, visitas personales fuera de los horarios establecidos, en fin, toda clase de facilidades para programar secuestros o el asesinato de testigos 'molestos' desde una celda.Acabemos ya con el juego del gran bonetón entre el INPE y la PNP. El Ejecutivo tiene que enfrentar tanta vulnerabilidad y evitar que los penales sigan siendo guarida de criminales. Lo que corresponde es buscar salidas al problema --como la concesión de la administración de penales--, que han funcionado en otros países.