Durante los últimos días, el padre Marco Arana ha sido uno de los principales blancos de las críticas de aquellos que promueven la ley que propone una mayor fiscalización a las ONGs. Es que la historia de GRUFIDES, la ONG que dirige el sacerdote, está ligada a los conflictos sociales que han estallado en los últimos años en Cajamarca. Aunque el sacerdote está hoy en cura de silencio, tres semanas atrás habló con este diario y respondió a aquellos que lo califican de azuzador: "Hay campañas de ese tipo, pero también hay que reconocer que la Comisión Permanente del Congreso y el premier Del Castillo han reconocido mi labor como mediador por la ayuda proporcionada para el diálogo entre los dirigentes campesinos. Si se levanta este tipo de acusaciones gratuitas y de campañas sucias, creo que hay que tomarlo de dos maneras. Cristianamente, como parte de la cruz que uno tiene que cargar por conseguir la paz, y políticamente, pues hay que saber que de por medio hay en juego intereses económicos".