Por lo visto el presidente García está escuchando el clamor de la calle. En la reunión de gabinete del último miércoles demandó desburocratizar la administración pública y, en consecuencia, acabar con los molestos y onerosos papeleos, colas y pagos que gravan sobre todo a los más pobres.Lo que corresponde ahora es hacer aterrizar tan buenas ideas en medidas concretas, responsablemente planificadas en plazos y tiempos concretos. Es más, el Gobierno no puede seguir postergando la reforma del Estado, la que incluye la erradicación de los vicios de la burocracia.Es positivo que el mandatario haga suyos estos temas, sobre los cuales El Comercio ha desarrollado y está desarrollando campañas permanentes. Y es que forman parte del día a día del ciudadano, que no tiene por qué ser penalizado por la ineficiencia del aparato estatal. El Ejecutivo se ha comprometido a agilizar la entrega de licencias de construcción y aplicar la simplificación administrativa, contemplando el establecimiento del silencio positivo para evitar la tramitación dilatoria. Ha asegurado que subastará las propiedades en desuso del Estado, que será más exigente para cobrar las deudas con la caja fiscal y que estimulará la donación de órganos.Solo queda definir cómo y al mando de quién se ejecutará este paquete de medidas para que no caigan en saco roto, si lo que se quiere es reducir los daños que nuestro elefantiásico aparato estatal nos acarrea todos los días.