El gobierno decidió esta semana subir el tono en su estrategia de confrontación con el Congreso, sin tener en cuenta el enorme perjuicio que causará este conflicto en la inmensa mayoría de peruanos que siguen sin encontrar un clima propicio que les permita superar la crisis económica en que está sumido el país.La ofensiva comenzó con el anuncio de la presentación de una ilegal cuestión de confianza para forzar un rechazo del Congreso que -al estilo Vizcarra- pueda ser considerado como una primera censura al Ejecutivo. El peldaño inicial, en buena cuenta, que les permitiría llevar a cabo su retorcido plan de cerrar el Congreso, de producirse una segunda censura.