Desde esta columna hemos insistido reiteradamente en la necesidad de que el Perú y Chile resuelvan cruciales temas de su agenda bilateral --como la pendiente delimitación marítima--, que en el pasado reciente debilitaron los vínculos de confianza entre ambas naciones.De cara al futuro, asimismo, hemos llamado la atención sobre la necesidad de concordar agendas para enfrentar las exigencias de la competitividad regional y mundial, sin poner en riesgo, claro está, nuestros intereses nacionales ni lo avanzado en cuanto a acuerdos y tratados conjuntos.Por ello, satisface que ambos países vuelvan a sentarse a la mesa para empezar a reconstruir una relación, que esperamos sea fructífera, y que se interrumpió hace dos años, cuando se reactivó el tema de la venta de armas que realizó Chile a Ecuador en pleno conflicto del Cenepa.Hoy, bajo los nuevos enfoques dados a la relación bilateral, la denominada comisión del dos más dos cumplió ayer con aprobar el intercambio de información sobre gastos de defensa, la formación de una fuerza militar conjunta que participe en operaciones de paz de Naciones Unidas y un acuerdo para desminar la frontera terrestre por parte del Perú y de Chile. Asimismo, en el llamado Consejo de Integración Social, se han suscrito acuerdos para la aplicación de políticas sociales conjuntas.¿Qué debe venir ahora?De la política de apertura e integración tenemos que pasar al estudio del tema de delimitación marítima, y una buena fecha podría ser la Sexta Reunión Ordinaria de la Comisión Mixta Permanente de Límites Peruano-Chilena, programada para diciembre, según se anunció hace algunos meses.Nuestro país ha dado muestras de una decisión política y de visión proactiva. Esperamos del Gobierno Chileno una voluntad concertadora del mismo nivel y, sobre todo, una transparencia militar a toda prueba.