A instancias de Palacio, el ministro Kurt Burneo decidió otorgarle una inyección de 1,000 millones de dólares a la casi colapsada empresa estatal Petroperú, para que pueda sobrevivir. De hecho, casi la totalidad de ese presupuesto irá a gasto corriente y compra de combustible. Como han advertido diversos analistas en Perú21, este oneroso desfonde del erario resulta largamente cuestionable. Para empezar, ni siquiera, que se sepa, les han exigido a los actuales mandamases de la entidad condiciones mínimas para confiar en que el dinero será correctamente administrado. A saber: mejoras en la gobernanza de la empresa, que se permita el ingreso de capital privado o que ingrese al Fonafe, metas de recuperación en la calificación crediticia, entre otros objetivos perfectamente razonables. (Edición sábado)