Uno de los efectos destructivos del desgobierno nacional de Pedro Castillo se ha focalizado en las áreas de la minería moderna. Durante los gabinetes de Guido Bellido y de Mirtha Vásquez, de una u otra manera, se alentó y empoderó a las minorías radicales antimineras. Como todos sabemos, cuando Bellido ejerció la presidencia del Consejo de Ministros (PCM) apoyó la demanda de las comunidades del Cusco -a más de 200 kilómetros de Las Bambas- para que se constituyan en "áreas de influencia directa de la mina". Igualmente, cuando Vásquez estuvo a cargo de la PCM cerró unilateralmente cuatro minas en el sur de Ayacucho -en contra de la Constitución y la ley- y ofreció apoyo legal del Estado a los radicales antimineros; es decir, a quienes habían incendiado minas y maquinaria.