Tras la crisis económica de los ochenta, el Perú realizó una serie de reformas que permitieron fortalecer sus pilares macroeconómicos y sentaron las bases del crecimiento de los últimos 30 años. Buena parte de estos resultados fueron posibles gracias a los cambios incluidos en el capítulo económico de la Constitución vigente.El fortalecimiento de la autonomía del Banco Central de Reserva y la prohibición de financiar al Estado permitió alcanzar niveles de inflación mucho más bajos a los registrados previamente. Además, la Constitución estableció un marco atractivo para la inversión privada, basado en la libertad de contratación, la apertura a inversiones extranjeras y la libre competencia. Asimismo, se definió el rol subsidiario del Estado, que limita su actividad empresarial a casos excepcionales.Bajo este nuevo contexto, la expansión de la inversión privada, la diversificación de las exportaciones y la entrada de capital extranjero permitieron que el Perú pase de ser el país con el menor crecimiento promedio entre 1975 y 1992 (0,0%) a liderar el ránking regional entre 1993 y 2021 (4,5%). (Edición sábado).