El Marco Macroeconómico Multianual (MMM) para el periodo 2023-2026, presentado por el MEF hace una semana, parece un compendio de buenos deseos basado en supuestos que, en cierta medida, están alejados de la realidad. Ya el lunes nos referimos a las proyecciones positivas de inversión pública para el próximo año, que son poco factibles considerando lo que ocurre cuando hay cambio de autoridades en gobiernos regionales y municipales. Pero el documento contiene otras proyecciones que generan dudas, ya sea porque no reflejan la prudencia fiscal que se ha seguido desde hace dos décadas o porque no están correctamente sustentadas. Por ejemplo, el MMM plantea reimpulsar el gasto privado vía medidas como subsidios temporales a poblaciones vulnerables (para contrarrestar las presiones inflacionarias de alimentos y energía) y alivio tributario para fomentar la inversión privada. Ambas implican mayor gasto corriente, aparte de que no serían la solución más inteligente para impulsar el consumo ni generar confianza en los empresarios, sobre todo cuando en paralelo a los anuncios optimistas del titular del MEF, Kurt Burneo, su colega en el Ministerio de Trabajo, Alejandro Salas, empeora las expectativas económicas al asegurar que "defenderá" el decreto supremo de la tercerización -que en realidad, desvirtúa ese esquema de generación de empleos especializados-.