ESTAMPA DEL PODER
16 de agosto de 2022

Una escena transmitida originalmente en las redes pero luego divulgada también a través de los medios produjo un gran revuelo político el viernes pasado. En ella se veía al presidente Pedro Castillo haciéndoles notar a sus resguardos que llevaba los pasadores del zapato desatados, quienes, prontamente, se agachan para anudárselos.No hace falta, por supuesto, resaltar que entre las obligaciones de las personas que se encargan de la seguridad del mandatario no se cuentan las de ocuparse de asuntos tan personales como el señalado. Pero en esta particular circunstancia hubo algo más. El hecho de que los aludidos tuvieran que hincarse a sus pies para realizar por él la sencilla tarea le otorga a la situación una dimensión simbólica insoslayable. A saber, la de un sometimiento casi monárquico de dos ciudadanos que son servidores públicos y no súbditos de quien gobierna.