Minutos antes de las 5 de la tarde de ayer empezó a correr el rumor en las redacciones. Las autoridades habían iniciado un operativo que, en simultáneo, capturaba en el Centro de Lima al alcalde de Anguía, José Medina Guerrero, y entraba en Palacio de Gobierno para detener a la cuñada del presidente, Yenifer Paredes (la que, hasta el momento en que se escribió este Editorial, seguía sin ser ubicada en lo que, según expertos, constituiría otro caso de obstrucción en el seno de esta administración).En otros tiempos, la imagen de policías y fiscales ingresando a la sede del Gobierno resultaría pasmosa.