Los directivos y trabajadores del proyecto minero La Zanja afrontan una encrucijada. Mientras han anunciado que continuarán operando en el distrito de Pulán, Santa Cruz, ellos siguen recibiendo amenazas para que dejen la zona de trabajo exploratorio en el que hasta el momento han invertido dieciséis millones de dólares y donde invertirán otros 35 millones de dólares más.El gerente general de Buenaventura, Raúl Benavides Ganoza, dijo estar preocupado porque la violencia persiste en La Zanja, donde se ha formado "un bolsón de violencia" que puede agravarse si las autoridades no actúan con rapidez."Hasta el momento no nos han invitado a la tan promocionada mesa de diálogo. Ellos desean que nos sentemos a conversar con gente que nos ha agredido y no lo podemos aceptar. Además, las amenazas no cesan y hasta hemos sufrido el secuestro de algunos trabajadores", declaró el empresario.