En los últimos días, distintas voces del Ejecutivo han vuelto sobre un tópico que el oficialismo agita cada vez que se siente más arrinconado que de costumbre: el del cierre del Congreso. Como se recuerda, en un esfuerzo por sostenerse en un cargo para el que nunca debió ser designado, el efímero presidente del Consejo de Ministros Héctor Valer se promocionó como la supuesta carnada que haría que la representación nacional gastara su primera "bala de plata" negándole la confianza y poniéndose a un paso de ser disuelta. La bravata, desde luego, no consiguió su objetivo y pronto Valer tuvo que dejar la jefatura del Gabinete de forma bastante deslucida.