Resulta satisfactorio comprobar cómo, superando las previsiones conservadoras, la economía peruana sigue dando muestras de buena salud y en agosto pasado mostró un repunte histórico del 9,2% de crecimiento.El reto ahora, como hemos reiterado, es consolidar esta tendencia y hacer que estos logros macroeconómicos sean sentidos por las mayorías a través de más trabajo y mejores remuneraciones. Solo así podrá acortarse la enorme brecha social que margina a millones de conciudadanos a vivir en la pobreza extrema.Al respecto, es importante destacar, como los principales motores de este crecimiento, a los sectores de construcción, comercio, servicios y manufactura, que tienen mayor valor agregado. Esta vez la minería ha evidenciado cierta baja debido a paralizaciones y problemas con las comunidades, los que deben resolverse a través del diálogo y del cumplimiento estricto de la ley.Para afirmar este crecimiento económico y hacerlo más inclusivo necesitamos, efectivamente, estabilidad política y jurídica para generar confianza y atraer más inversiones. El Congreso tiene que actuar a la altura de las circunstancias, para respetar los contratos de inversión y legislar responsablemente sin quebrantar el orden constitucional. También para designar, de una vez por todas, a candidatos con trayectoria profesional y ética ante el directorio del BCR. Hay que dejar de lado las componendas y los arrebatos populistas que solo crean inseguridad y temor, y que colocan al Ejecutivo en la delicada postura de tener que observar proyectos absurdos.Al Gobierno le corresponde también redoblar esfuerzos para que el Congreso de EE.UU. ratifique el TLC, vía prioritaria para asegurar mercado a nuestras exportaciones. Otras metas urgentes son retomar ya la reforma del Estado y acelerar el proceso de descentralización, mediante proyectos consensuados para transferir funciones y recursos a las regiones y municipalidades. Asimismo, debe programarse y fiscalizarse la inversión pública, para que los recursos sean bien utilizados y lleguen a todos los rincones.La oportunidad es, pues, propicia para afianzar el crecimiento inclusivo, pero ello exige que los poderes públicos asuman su responsabilidad de dar las señales de confianza y las leyes adecuadas para que cada vez más peruanos se integren al círculo virtuoso del empleo digno, de la modernidad y del desarrollo.