El boom desatado por la conversión de autos de gasolina o petróleo al novedoso y económico sistema a gas "licuado o natural" ha hecho que miles de conductores prefieran usar este tipo de combustible por su bajo costo y mayor rendimiento. Pero no todo lo que brilla es oro, afirman los expertos. Experimentados ingenieros mecánicos explicaron a Correo que dejar de usar los tradicionales combustibles reduce la vida del motor en un 30%. Pero lo más trágico es que en el peor de los casos el motor puede fundirse. Podría quedar inservible porque se derretirían importantes piezas. "La explosión propia del encendido del automóvil a gasolina o diesel tiende a lubricar las áreas del motor donde el aceite no puede llegar", explican.Es el caso de los pistones, piezas que dan fuerza al motor para que el vehículo avance. Con la utilización del gas, éstos se quedan sin lubricación y se produce el roce de metal con metal, lo cual provoca que se recalienten y se derritan. Según los expertos, las empresas que convierten los autos al sistema a gas no informan a los usuarios sobre los problemas que tendrá el vehículo.