La creciente distancia entre las promesas del gobierno del presidente Pedro Castillo y lo que efectivamente puede lograr genera ya una disonancia preocupante. Para un gobierno que fue elegido con la narrativa de cerrar las brechas sociales que el país arrastra desde hace siglos -un punto que repitió en campaña el entonces candidato Castillo en innumerables ocasiones-, lo que se ha conseguido en casi un año de gestión es pobre.Durante la primera mitad del año, el gobierno nacional ha ejecutado apenas el 25% del presupuesto disponible para inversión. En sectores como Ambiente, Interior, Defensa, Educación y Vivienda, la cifra no supera el 20%. En Salud, un sector clave para la ciudadanía que aún se recupera de los estragos del COVID-19, se alcanza apenas ese porcentaje. A saber, durante los primeros seis meses del año los ratios de ejecución de inversión pública no suelen ser elevados. Sin embargo, este caso en particular -además de estar por debajo de la ejecución del 2019- contrasta de forma evidente con las extendidas promesas que se hacen desde los mal llamados Consejos de Ministros Descentralizados y otros espacios en los que las ofertas presidenciales y ministeriales están a la orden del día.