El frenazo en el crecimiento económico de las regiones que albergan proyectos mineros empieza a hacerse notar. No es que no se advirtiera con anticipación, pero la incompetencia del Gobierno comienza a traducirse en las preocupantes cifras que arroja una actividad esencial para el desarrollo del país.En el análisis del primer trimestre del año, el PBI de Moquegua retrocedió fuertemente (-10.6%) debido a las paralizaciones de la mina Cuajone. En Huancavelica, la tercera región más pobre del Perú, el retroceso fue de 2.4%, impactada también por el debilitamiento del sector minero. Algo similar ocurrió con Tacna.Cuando llegue el resultado del segundo trimestre, evidentemente aparecerá en esta lista negra la región Apurímac, donde la mina Las Bambas estuvo paralizada durante casi 60 días y sobre la que pende todavía el riesgo de que, una vez cumplida la tregua y las mesas de diálogo, el próximo 15 de julio, se reinicien las protestas, bloqueos de carreteras e invasiones a los terrenos de la mina.