Una conocida máxima es que la pobreza se combate con salud y educación, pero la interrogante en un país de 48% de pobres es cómo hacer para que los programas funcionen y que los recursos no se diluyan en el camino. En ese sentido, el Gobierno ha encargado al economista argentino Bernardo Kliksberg, con asistencia del Programa para el Desarrollo de las Naciones Unidas (PNUD), diseñar la estrategia a fin de formar a gerentes sociales para que sean los responsables de que los programas sociales sean efectivos.De acuerdo con la evaluación que hizo Kliksberg, la salud es la variable más crucial en todo su esquema, porque si una persona no tiene garantizada la protección médica jamás se insertará en la economía. En este país hay cinco millones de peruanos que carecen de cobertura médica.Pero no solo se trata de aumentar el gasto sino de hacerlo eficiente. Una muestra, por ejemplo, es que la desnutrición crónica infantil de niños menores de 5 años era en el 2005 de 24,1%, apenas 1,7% menos del promedio existente 10 años atrás, y esto a pesar de que en nueve años se destinó para programas alimentarios 2.200 millones de dólares, según cifras del Ministerio de Economía. Es decir, los resultados fueron mínimos para semejante inversión.El drama de este Gobierno es que ha anunciado diversos programas de lucha contra la pobreza, pero más allá del papel de Kliksberg en la formación de gerentes sociales, hasta la fecha este carece de un ente que centralice las diferentes políticas. Un caso concreto: El programa Sembrando tiene un plan de entrega del Documento Nacional de Identidad (DNI) a los pobladores en extrema pobreza, pero un plan similar está en marcha en el Ministerio de la Mujer con un presupuesto asignado por el programa Juntos.(Edición domingo).