El régimen castillista se viene desmoronando, más como consecuencia de sus propios yerros y la vorágine de corrupción que lo consume que por la acción concertada de la oposición. Hasta ahora esta se ha mostrado fragmentada e incapaz de deponer protagonismos en favor de un proyecto político compartido.La mayoría ciudadana, ubicada en el centro del espectro ideológico, se encuentra huérfana de opciones que canalicen su malestar frente a una crisis que cada día alcanza nuevas honduras. Demanda -así lo confirman las encuestas- un cambio de régimen que, siguiendo los causes democráticos, asegure la alternancia en lo inmediato, señala Pablo de la Flor.(Edición sábado).