A LA CUBANA
22 de abril de 2022

El gobierno ha vuelto con la cantaleta de la nueva Constitución como un mecanismo para intentar sortear la ola de protestas por el desgobierno y el alza de precios. Como si al lanzar otra vez el brulote los problemas del país comenzaran a solucionarse solos.Algunos ministros, incluso, los más eufóricos piquichones de Castillo, aprovechan cada mesa de diálogo en la que participan para decirles a los dirigentes de manera engañosa que la solución para sus problemas es el cambio de Constitución.Como si se tratase de una fórmula mágica, se ha visto por ejemplo al premier Torres cometiendo el desatino de elogiar y aplaudir las protestas, azuzando a las multitudes encrespadas para, de ese modo -cargando aún más la ya viciada atmósfera de los conflictos sociales- crear un clima político presuntamente favorable a la convocatoria de una asamblea constituyente. Y nada más descabellado, por supuesto, como han explicado bien los constitucionalistas.