No estábamos equivocados cuando alertamos sobre el extraño acuerdo de seguridad y defensa que los presidentes Evo Morales y Hugo Chávez suscribieron hace más de un mes, y que incluía la construcción de una base militar en la zona amazónica de Bolivia.Hoy, según la prensa chilena, el mencionado pacto considera nada más y nada menos que la construcción y el reforzamiento --con fondos venezolanos-- ¡de 20 bases militares bolivianas!, algunas ubicadas en la frontera con nuestro país.Como señaló ayer el presidente del Consejo de Ministros, Jorge del Castillo, esperemos que esta suerte de intromisión de un país en otro no prospere, que Bolivia no se abra un nuevo frente de conflicto ni ceda a las pretensiones hegemonistas de Chávez. En cuanto al presidente venezolano, estamos acostumbrados a sus singulares reacciones. Es claro que quiere pasar de la injerencia política a otra militar para, en su arraigado mesianismo, emular al Libertador Bolívar. ¿A esto se prestará ingenuamente Evo Morales?Cuando la región ha resuelto la mayoría de sus conflictos fronterizos, Venezuela pretende crear un foco de tensión. Parece que Chávez buscara exportar su beligerancia. ¿Si bien elegido democráticamente, será que no puede gobernar en un clima de tranquilidad política? ¿Será que requiere permanentemente involucrarse en conflictos, para así enfervorizar a sus huestes, en lugar de mejorar el nivel de vida de su país?