Con rapidez inusual, el presidente Pedro Castillo atajó la nueva crisis que se venía gestando en el Gobierno como consecuencia de la negativa del gerente general de PetroPerú, Hugo Chávez, a dejar el cargo, pese a los cuestionamientos en su contra y al rechazo a su gestión mostrado por el ministerio de Economía y Finanzas (MEF).Precisamente, para defender su causa y evitar una posible defenestración, el cuestionado Chávez visitó Palacio de Gobierno en dos oportunidades el sábado pasado, reuniéndose con el presidente Castillo por espacio de tres horas y media (30 minutos por la mañana y tres horas por la noche). Por el contrario, el presidente solo dedicó una hora, ese mismo día, a escuchar al titular del MEF, Óscar Graham, lo que hizo suponer a los especialistas en hidrocarburos que Chávez haría valer, una vez más, su posición, asegurando su puesto en la petrolera estatal.Llamó a sorpresa, por este motivo, una nueva visita realizada por Chávez al mandatario ayer domingo, la cual se prolongó por casi una hora (de 12:30 a 1:25 p.m.) y concluyó con su renuncia a todas sus funciones.