La disfuncionalidad ha sido una de las improntas más notorias de la administración del presidente Pedro Castillo. Un ejemplo reciente, de la semana pasada, fue el cortocircuito entre el propio mandatario y, por lo menos, parte de su Gabinete a propósito de su estrategia política. Según el titular de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM), Aníbal Torres, el motivo de la intrascendencia del mensaje del presidente ante el Congreso del martes pasado fue que, "a última hora", este decidió no anunciar la propuesta de adelanto de elecciones generales. No queda claro si la idea del cambio del cronograma electoral fue una iniciativa consultada en el Consejo de Ministros (dos ministros han dicho ya que no fue el caso) ni, de cualquier modo, qué motivó la indiscreción de Torres.Pero probablemente el cortocircuito más grueso de la semana anterior se dio alrededor de la empresa estatal Petro-Perú. El mismo día en que el presidente Castillo se presentaba en el hemiciclo, la agencia Standard & Poor"s (S&P) rebajaba la calificación de los bonos de la petrolera a BB+, lo que los colocaba en una categoría conocida como deuda especulativa.