Con un gerente general investigado por corrupción a raíz de los cuestionadísimos contratos de biodiésel, y -como quien sigue el patrón político del oficialismo- un manejo poco transparente de la empresa, Petroperú parece encaminarse sin remedio al descalabro financiero. Ya dos agencias internacionales han rebajado la calificación de sus bonos, una de ellas (Standard & Poor) poniéndolos incluso en condición de "bonos basura".Y ahí no termina la cosa, pues todo puede seguir empeorando, según han advertido los expertos. Tenemos, por ejemplo, el persistente reclamo de los bonistas, por 3 mil millones de dólares, dinero con el que se financió parte de la modernización de la Refinería de Talara, un despropósito monumental que impulsó el gobierno de Ollanta Humala.(Edición sábado).