Durante 21 años, el hoy procurador ad hoc, Gino Ríos Patio, nombrado por el presidente Alan García para investigar los actos de corrupción cometidos en el gobierno de Alejandro Toledo, combinó su profesión de abogado con la actividad militar.El resentimiento por su pase al retiro, suscitado en diciembre de 2001 a través de una resolución firmada por el entonces ministro de Defensa, David Waisman, como parte del proceso de reforma de las Fuerzas Armadas emprendido por el gobierno de Toledo, aún se siente en su voz. Su aspiración de llegar a ser general se vio, tal como lo reconoce, truncada por decisión de quienes formaban, ese año, parte del Ejecutivo, a quienes hoy investiga y posiblemente denunciará.El sueño de Gino Ríos, según él mismo afirma, era ser general. "En el año 2001 yo lideraba el cuerpo jurídico de la FAP y, en ese ínterin, se anuncia una reestructuración en las Fuerzas Armadas. Se dijo que no habría más generales asimilados, y le dije a mi general que me quería ir al retiro porque, si no podía ser general, ¿para qué me quedaba en la FAP?", asegura.Su pase a retiro, sin embargo, no precisa que fuera por decisión propia. La desazón por su alejamiento de la institución aún se puede notar. Ríos es, en buena cuenta, un procurador nombrado para ver temas de corrupción de funcionarios a los que les debe la frustración de no haber llegado a general. "El régimen de Toledo se inauguró con bombos y platillos; se decía el adalid de la lucha contra la corrupción y tanta cosa. Ahora mire dónde está Toledo, es el animal político más corrupto, más que Fujimori", subraya.