El gobierno del presidente Pedro Castillo ha mostrado ser particularmente exitoso al momento de encontrar nuevas maneras de bajar la valla para altos cargos en el Ejecutivo.La progresión va en tres partes. El gobierno empieza por nombrar sistemáticamente a individuos vinculados a organizaciones que lindan con lo criminal o que cargan con una serie de graves acusaciones por conductas pasadas (que no tuvieran experiencia alguna en el sector designado -la impronta más popular de la administración- ya parece lo de menos). En segundo acto, el gobierno, lejos de reaccionar inmediatamente una vez conocidas las imputaciones, deja que el problema avance sin inmutarse ni dar crédito a las críticas. Y, más recientemente, el tercer paso parece ser dar de largas al país con supuestas evaluaciones e investigaciones relacionadas a sus ministros sobre hechos respecto de los que no hay mucho más que evaluar o investigar. Y esta es, por supuesto, otra manera de seguir bajando la valla.(Edición sábado).