La Ley Universitaria que años atrás creó la Sunedu y estableció cómo debía estar conformado su consejo directivo buscaba, entre otras cosas, velar por la calidad educativa de las universidades públicas y privadas del país: un bien que había venido deteriorándose severamente en las últimas décadas, a raíz de la proliferación de negocios que pretendían ser casas de estudio, pero difícilmente merecían ese nombre.