La devastación causada por el derrame de más de 11 mil barriles de crudo en el terminal marítimo de La Pampilla (Ventanilla) ha colocado a la española Repsol en el ojo de la tormenta y desatado una serie de especulaciones sobre su devenir en el país.Las manifestaciones ciudadanas en su contra , los pedidos de que se vaya del Perú y la prohibición de que cargue y descargue hidrocarburos por vía marítima, la han golpeado significativamente.