El presidente Alan García ha cumplido el segundo mes en el poder gozando de buena salud ante la opinión pública, con una aprobación que, si bien refleja una ligera caída respecto del sondeo previo, sigue siendo elevada: 58 por ciento a nivel nacional, según Apoyo.La relativamente alta aprobación inicial del primer bimestre obedece a la sensación de una gerencia política mucho más hábil en relación con el gobierno previo.Durante la administración del presidente Alejandro Toledo se sentía, por prolongados momentos, una ausencia del Gobierno, con problemas que le explotaban en la cara sin que este tuviera capacidad de reaccionar ante los mismos.En cambio, ahora se percibe una conducción política con la cual incluso se podría discrepar pero, al menos, existe una. Esto se expresa en varias características. Primero, en la capacidad de poner la agenda del debate público, con frecuencia saltando de un tema a otro de manera desordenada, pero buscando establecer un liderazgo en la fijación de los asuntos que hacen noticia.La segunda característica que exhibe el gobierno de García -que lo diferencia del de Toledo- es la capacidad de reaccionar, sobre la marcha, ante los problemas que se le van presentando, en algunos casos por un mal cálculo político. Desde el relevo de algunos viceministros en los que se encontró, luego de su designación, problemas potenciales o reales, hasta -hace poco- la inmediata marcha atrás en el nombramiento de una integrante del directorio del canal del Estado que produjo alguna polémica. El Gobierno parece interesado en curarse en salud y evitarse líos mayores.El tercer factor que está contribuyendo al buen momento del régimen de García es la capacidad de abocarse a la indispensable solución de los 'incendios' que, naturalmente, se presentan en toda gestión pública, tarea en la que destaca el papel del premier Jorge del Castillo.Como 'bombero', el Gobierno lo viene haciendo muy bien. La asignatura en la que todavía está cojeando es la capacidad para perfilar una visión estimulante de largo plazo para el país, señala el director de Perú 21, Augusto Álvarez Rodrich.