ENSAYO SOBRE LA CEGUERA
2 de diciembre de 2021

La esperanza que supuso para una importante porción de la opinión pública la llegada de la señora Mirtha Vásquez a la Presidencia del Consejo de Ministros sufrió ayer un duro revés. Ella, como se sabe, sucedió en el cargo a Guido Bellido, probablemente el más penoso de los primeros ministros que hemos tenido en nuestra larga vida republicana. Y por esa razón, su llegada al Gabinete fue saludada hasta por sectores que discrepaban de sus convicciones ideológicas. La discreción en su forma de comunicarse con la ciudadanía y la impresión de que no haría de la vista gorda frente a los problemas de índole ética que, desde el 28 de julio, se habían hecho moneda corriente en los nombramientos en la estructura del Estado que corrían por cuenta del Ejecutivo fueron seguramente el principal alimento de ese optimismo.Aunque tardíos, son de hecho atribuibles a su influencia, los licenciamientos de los ahora exministros del Interior y Defensa, Luis Barranzuela y Walter Ayala, respectivamente, así como el del ex secretario general de la presidencia, Bruno Pacheco: todos ellos personajes cuestionados por episodios que enturbiaban la imagen del Gobierno.