La primera ministra Mirtha Vásquez desactivó, sin mayor rubor, la bomba posextractivista que sembró contra cuatro minas en el sur de Ayacucho, pero no renunció al cargo y aún no ha pagado por la parte irreparable del daño que ocasionó a la imagen de la seguridad jurídica del país y al futuro de la inversión minera.No contenta con ello, ha nombrado a su socio en Grufides, otro antiminero, como viceministro de Gobernanza Territorial, con el encargo de que las regiones avancen en sus planes de ordenamiento territorial sin minería, comenzando, por supuesto, por la delimitación de las "cabeceras de cuenca". Esta es la verdadera bomba de tiempo contra la minería en el Perú, activada por una ley que logró aprobar Marco Arana unos años atrás. Manifiesta el analista político, Jaime de Althaus.(Edición sábado).