Una esperanza de paz
5 de diciembre de 2003

Aunque la derecha israelí en el gobierno y también la autoridad palestina pretendan reducirlo a mero "gesto simbólico" es imposible soslayar la importancia del acuerdo firmado entre grupos pacifistas israelíes y palestinos en Ginebra, acuerdo que ha contado con la presencia de varios premios Nobel de la Paz, más 400 representantes de ambos países firmantes y mensajes de apoyo de una docena de presidentes y primeros ministros de países europeos y norafricanos.<br><br> El acuerdo, es verdad, es producto de la iniciativa privada de dos hombres que han demostrado tener más lucidez y coraje que quienes gobiernan en Jerusalén y Ramala: el ex ministro de Información palestino Yasser Abed Rabbo y el ex ministro de Justicia israelí Yossi Beilin, quienes se propusieron continuar las negociaciones de paz entre Palestina e Israel a partir del punto en que se habían roto en 2001. Luego de dos años y medio de esfuerzos, ambos han podido llegar a un acuerdo total. <br><br> Estos son los puntos litigiosos resueltos: 1) Fronteras: se establece que serán las anteriores al 4 de junio de 1967 (víspera de la Guerra de los Seis Días), con pequeñas modificaciones que permitirían que Israel conserve dentro de su territorio los principales asentamientos. En cambio, opera con Palestina un intercambio territorial "en relación uno a uno". Israel se compromete a no destruir los inmuebles evacuados -los destruyó en el Sinaí- y a retirar su material militar y minas. En nueve meses las fronteras definitivas quedarán delimitadas y no habrá lugar a reclamos. <br><br> 2) Seguridad: Israelíes y palestinos se reconocen mutuamente como Estados y renuncian a cualquier agresión directa y al apoyo de grupos u organizaciones que actúen contra el otro Estado. Ambos promulgarán leyes contra el terrorismo y racismo. Palestina "será un Estado desmilitarizado", aunque con fuerzas de seguridad, las únicas que podrán portar armas. <br><br> 3) Supervisión internacional: para garantizar el cumplimiento del acuerdo, se desplegará en Palestina una fuerza multinacional que, dada la naturaleza no militar del Estado, protegerá sus fronteras y formará las nuevas fuerzas de seguridad palestinas. Con ella trabajará un Grupo de Verificación y Aplicación del acuerdo, formado por EEUU, Rusia, la UE y la ONU. Este grupo tendrá la última palabra en caso de disputas. <br><br> 4) Jerusalén: será capital de ambos Estados y quedará dividida por la línea verde de 1967, con facilidades para turistas y residentes en Jerusalén. La Explanada de las Mezquitas queda bajo soberanía palestina y no habrá nuevas construcciones o excavaciones. Cualquier trabajo en esa área deberá ser aprobado por una comisión de palestinos, israelíes y la Conferencia Islámica. El Muro de los Lamentos quedará bajo soberanía israelí. La Ciudad Vieja tendrá una policía con miembros de ambos Estados. <br><br> 5) Refugiados: se toma como base la resolución 242 del Consejo de Seguridad, que establece compensaciones económicas para los palestinos por las pérdidas de propiedades sufridas. Los refugiados tendrán dos años para ejercer su derecho al retorno al Estado palestino creado, ir a Israel (que decide el número final que aceptará), a un tercer país o permanecer en el que se encuentran. Pasado este plazo termina su estatuto de refugiados y la Agencia de la ONU cierra en cinco años. <br><br> Hasta aquí, en apretado resumen, el acuerdo que "da carne al hueso de la Hoja de Ruta", como bien se dijo en Ginebra y ha recibido de inmediato el apoyo de 60 personalidades internacionales, entre las cuales los ex presidentes Mijail Gorbachov, Fernando Cardoso y Ernesto Zedillo. Si la paz se firma algún día será en estos términos, como lo ha entendido el secretario de Estado Colin Powell, que ha dado su apoyo a los firmantes. <br><br> Ante este resultado, cuán mezquina parece la indignación del señor Sharon y cuán oportunista el apoyo "in extremis" dado por Yasser Arafat. Los extremistas de ambos lados protestan: es el miedo a la paz. Porque es más fácil el inmovilismo y la violencia que decidir que no hay más solución que la coexistencia de palestinos e israelíes, sin muros ni terrorismo.