CONTRA LA INSTITUCIONALIDAD
9 de noviembre de 2021

La prematura salida de los hasta hace poco comandantes generales del Ejército y la FAP se ha convertido en una ola difícil de sortear para el Gobierno que amenaza con seguir creciendo. Hasta ahora, los sucesos conocidos pintan el grave cuadro de un gobierno intentando influir irregularmente en los procesos internos de ascensos de las Fuerzas Armadas. Pero para entender frente a qué escenario nos encontramos, veamos primero los hechos.El miércoles de la semana pasada, los hasta entonces comandantes generales del Ejército, José Vizcarra, y la FAP, Jorge Luis Chaparro, fueron pasados al retiro a través de dos resoluciones supremas firmadas por el presidente Pedro Castillo y el ministro de Defensa, Walter Ayala. Tanto Vizcarra como Chaparro habían sido nombrados por Castillo y Ayala el pasado 3 de agosto y se enteraron de sus prematuros relevos leyendo "El Peruano". Nadie en el Gobierno -según afirmaron ambos- les explicó por qué se los estaba sacando de los puestos para los que se los nombró hace tres meses y seis días. Aunque ambos tienen una pista.