El viernes de la semana pasada, una turba entró a la unidad minera Apumayo, en Ayacucho, durante el segundo día de un paro indefinido. No solo robaron equipos, sino también prendieron fuego a las instalaciones, que quedaron hechas cenizas. Ello ocurrió en el contexto de una seguidilla de conflictos. Unos días antes, por ejemplo, en Áncash, comuneros de Aquia habían bloqueado una vía en protesta contra Antamina.En el país, hay 84 conflictos mineros, 44 de ellos activos y los restantes "latentes", según el más reciente reporte de conflictividad de la Defensoría del Pueblo.Para Pablo de la Flor, director ejecutivo de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE), los conflictos se generan en gran medida por la falta de capacidad del Estado sobre el uso efectivo de los recursos que capta de la minería para cerrar las brechas de acceso a servicios básicos que hay en las zonas de influencia minera. (Edición domingo).