El miércoles, pasadas las 10 de la noche, el Congreso informó que se había constituido una delegación parlamentaria "para conversar" inmediatamente con el presidente Pedro Castillo a fin de "evitar una crisis política con graves consecuencias para nuestro país". El anuncio era una respuesta atinada a la provocación del presidente del Consejo de Ministros, Guido Bellido, que un par de horas antes había anunciado que acompañaría al ministro de Trabajo, Iber Maraví, a la sesión de interpelación en su contra que se celebró ayer en el hemiciclo y que, "de ser necesario", iban a "pedir [la] cuestión de confianza" por el interpelado.