Desde estas páginas, hemos resaltado en más de una oportunidad el papel de la estabilidad fiscal y la libertad económica en el desarrollo del Perú de las últimas décadas. En esta receta, un ingrediente central ha sido la integración del país con el resto del mundo. Si bien en las primeras etapas hubo cierto escepticismo respecto de los potenciales daños para la industria local -por ejemplo, durante las discusiones sobre el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos en los gobiernos de Alejandro Toledo y el segundo de Alan García-, rápidamente las resistencias cedieron al hacerse evidente que los beneficios de la integración comercial superaban ampliamente los costos.Esta perspectiva optimista del peruano sobre el libre intercambio ha sido ratificada en una reciente encuesta de Ipsos. En un grupo de 25 países de los cinco continentes, el Perú es la nación en la que el mayor porcentaje de personas opina que expandir el comercio es algo bueno (87%).