Pasada la campaña electoral, contados los votos y proclamado Pedro Castillo como presidente electo, queda concentrarse en ver hacia dónde pretende llevar el país el próximo jefe del Estado. Hasta ahora, este ha hecho pocos esfuerzos por ofrecernos algo de certidumbre, con la duda principal centrándose en la identidad de los que pasarán a ocupar ministerios en la nueva administración. Y esto es importante por más de una razón.En primer lugar, con la banda presidencial a cuestas, el excandidato de Perú Libre tendrá la obligación de pasar del dicho al hecho y de las promesas a la tarea de cumplirlas. Y el señor Castillo ha dicho muchísimas cosas desde que comenzó la carrera por el sillón de Pizarro, la mayoría de ellas profundamente preocupantes, por lo que existen dudas sobre cómo decidirá actuar finalmente. En ese sentido, la elección de este primer equipo ministerial, al obligarlo a pasar de las palabras a las acciones, será una carta de presentación importante, toda vez que puede definir el tono del nuevo gobierno. ¿Se privilegiarán las ideas planteadas en el plan de gobierno de Perú Libre, con un ministro de Economía a la talla de Vladimir Cerrón, o se le dará más importancia a la sensatez macroeconómica? ¿Será un gabinete multipartidario o dominado por la agrupación del lápiz?