DESABASTECIMIENTO DE GLP. Parte de la economía peruana sigue dependiendo del mar y sus veleidades. Pero no solo la pesca, sino también el sector energético. Así como hay que esperar a que existan condiciones adecuadas para que, por ejemplo, la anchoveta crezca y se reproduzca, también hay que estar pendientes de que los oleajes no adquieran tal fuerza que paralice el transporte de gas licuado de petróleo (GLP).Es lo que ocurrió la semana pasada en Lima, pues el mar impidió el desembarque del combustible, lo que originó escasez y largas colas de vehículos en los grifos que lo expenden. Sin embargo, el desabastecimiento también responde a un esquema empresarial y regulatorio poco beneficioso para el país. Cuando en julio del 2010 ocurrió algo similar -el problema es recurrente-, el Ministerio de Energía y Minas (Minem) modificó el Reglamento de Comercialización del GLP que, entre otros aspectos, obligaba a las plantas de abastecimiento a mantener una existencia media de dicho producto equivalente a quince 15 días de despacho promedio de los últimos seis meses. Aparentemente, la norma no se cumplió, pues en el 2015 hubo otro oleaje anómalo y, por ende, otra carestía de GLP.