CAZA DE BRUJAS
14 de junio de 2021

Es normal que las segundas vueltas electorales generen mucha más polarización que la primera parte de la contienda. Con apenas dos candidatos entre quienes elegir, la campaña toma un tono de batalla frontal -los unos contra los otros- en la que los defectos del adversario, reales o percibidos, se magnifican hasta el punto de hacer irreconocible cualquier espacio de coincidencia y posibilidad de diálogo.La presente contienda electoral ha llevado este proceso de desencuentro anunciado hasta el paroxismo. Con dos alternativas políticas antagónicas que suscitan diversos miedos -ninguna de las cuales obtuvo una preferencia importante en primera vuelta-, era previsible que las tensiones se elevaran al máximo. Y las controversias alrededor del escrutinio han vuelto a encender los ánimos en momentos en los que el país debía estar ya preparándose para un largo proceso de reunificación y búsqueda de consensos.En la agitación, líneas rojas se están cruzando, y las alarmas deben prenderse. La discusión en redes sociales, por ejemplo, se ha tornado insostenible. Si bien estos espacios siempre fueron campos abiertos de confrontación digital amparados en el anonimato, hoy lucen su peor faceta: noticias falsas, intolerancia, burla y agresividad desmedida. Ambos lados políticos han demostrado que, cuando la situación se tensa, el país parece incapaz de expresar adecuadamente sus diferencias.