Los elevados precios de los metales suelen ser un regalo envenenado para la minería. Se vio en el 2011, cuando Ollanta Humala llegó al poder y sentó a negociar a las grandes empresas mineras para obtener un mayor porcentaje de sus rentas a través de la aplicación de un nuevo esquema tributario. Era la época del boom minero y el gobierno veía muy fácil poder capturar la friolera de S/. 3,000 millones, aprovechando esta favorable coyuntura. Ironías del destino: el boom llegó a su fin un año después (2012), y la esperada cosecha de impuestos no se concretó.Ahora otro candidato presidencial busca intentar algo parecido, aunque con propuestas más radicales que van desde la imposición de nuevos tributos hasta la nacionalización de los principales yacimientos de oro, cobre, plata y hierro del país.Desde que esta paleta de propuestas se hizo pública en abril pasado, la minería puso en el congelador sus inversiones a la espera de una clarificación por parte de Pedro Castillo (Perú Libre).