NO INCENDIEMOS EL PAÍS
13 de junio de 2021

La coyuntura electoral mantiene al país en vilo y partido en dos. Los simpatizantes de Pedro Castillo (Perú Libre) están convencidos de que se les quiere robar una elección que dan por ganada, mientras que los que apoyan a Keiko Fujimori (Fuerza Popular) creen firmemente que la desventaja de su candidata en el conteo de la ONPE es consecuencia de acciones tramposas del contrincante. Mientras tanto, las actas cuestionadas están en manos del Jurado Nacional de Elecciones (JNE), que necesitará tiempo para decidir sobre cada una de ellas. En suma, un escenario de crispación absoluta en la que los pasos en falso de personas o instituciones con influencia pueden complicar las cosas, justamente lo que ha venido ocurriendo.Lo último han sido las idas y venidas del JNE con respecto al plazo para presentar recursos de nulidad. Ayer, tras acordar por unanimidad prorrogar la fecha que venció el miércoles, decidió recular (por tres votos contra uno), luego de que múltiples ciudadanos (y los representantes de Perú Libre) cuestionasen la decisión. Una actitud errática, que perjudica su solvencia institucional justo cuando más la necesita, y que genera dudas legítimas en los electores.Otra muestra de impertinencia fue la llamada del presidente Francisco Sagasti a Mario Vargas Llosa. Aunque difícilmente se puede asegurar que esta acción violó la neutralidad que debe reservar el jefe del Estado, comunicarse con los dos bandos envueltos en el balotaje con el objetivo "de bajar la tensión" puede generar más problemas que soluciones. Una acción que, al generar sospechas, puso en riesgo la investidura de quien las lleva a cabo, de forma gratuita y torpe.(Edición sábado).