Ningún candidato derrotado en la primera vuelta de una elección está obligado a apoyar a los que llegan al balotaje. Se trata de una decisión personal y, de hecho, en ocasiones es mejor mantenerse al margen de la ronda final de la contienda que apoyar un proyecto político que, en pocos o muchos puntos, contradice lo que uno promovió durante su campaña. Pero eso no es lo que ha decidido Verónika Mendoza, otrora aspirante al sillón de Pizarro por Juntos por el Perú.En efecto, el miércoles pasado, la exparlamentaria suscribió un acuerdo con el postulante a la presidencia por Perú Libre, Pedro Castillo, ratificando el apoyo que, hace unas semanas, ya le había extendido su agrupación a través de un comunicado. Al respecto, Mendoza dijo que lo que está en juego no es solo la victoria de Castillo, sino "ponerle un freno" a la "mafia y al autoritarismo". Durante la ceremonia, asimismo, el candidato por el partido del lápiz -quien se refirió en el pasado al partido de Mendoza como "una falsa izquierda"- firmó un documento en el que asumía algunos compromisos específicos: luchar contra la corrupción, dejar el cargo en el 2026, respetar los derechos humanos, fortalecer instituciones como el Tribunal Constitucional y la Defensoría del Pueblo y lograr que se concrete una asamblea constituyente para cambiar la Constitución.(Edición sábado).