UN ABRIL TRÁGICO
3 de mayo de 2021

Un año, un mes y 29 días, el Perú registró oficialmente su primer caso de COVID-19. Poco más de una semana después, el entonces presidente Martín Vizcarra instauró una de las cuarentenas más severas del mundo y, al mismo tiempo, el país inició la lúgubre rutina de, día a día, contar el número de compatriotas que la enfermedad se llevaba. Faltaban camas UCI, pruebas diagnósticas, mascarillas y oxígeno. Por su lado, la incertidumbre sobraba y la curva epidemiológica que nos dibujaban a diario no se comportaba como las autoridades esperaban que lo hiciera. El Ministerio de Salud (Minsa) demostró ser incapaz de darnos las cifras precisas de fallecidos, pero el Sistema Informático Nacional de Defunciones (Sinadef) adelantaba, contabilizando el exceso de muertos con respecto a otros años, que el panorama era peor de lo que el Ejecutivo podía describir.Pero si creíamos que estábamos mal en ese entonces, el mes que acaba de terminar fue peor.