No ha existido proceso de segunda vuelta en nuestra historia reciente en el que no se haya esgrimido -desde una de las partes en contienda o desde las dos- el argumento de que lo que está en juego es la vigencia de la democracia. Tales advertencias, sin embargo, han estado por lo general asociadas a la trayectoria política o a las vinculaciones internacionales del candidato al que se identificaba como peligroso para la subsistencia del Estado de derecho, antes que a declaraciones suyas o de las personas de su entorno. Y menos aún, a anuncios que formasen parte de su plan de gobierno.En la presente coyuntura, no obstante, eso ha cambiado. Tanto en el discurso programático de Perú Libre como en las entrevistas que conceden en estos días a los medios los congresistas virtualmente electos de esa organización es posible distinguir nítidas amenazas a la institucionalidad democrática en el país que debemos señalar.