SITUACIÓN. Con la cuarentena rígida que se implementó desde el 15 de marzo del año pasado y que duró, oficialmente, hasta el 30 de junio, el desempleo se disparó en Lima y el resto del país. Pero dado que era imposible buscar trabajo -estaba prohibido salir- aparte que la mayoría de centros laborales tuvo que cerrar, esa masa de desempleados fue categorizada por el INEI como "población económicamente inactiva" (PEI), lo cual atenuó lo negativo de las cifras laborales.Los desempleados y la PEI comenzaron a reducirse antes del fin oficial de la cuarentena, porque tanto empleadores como empleados no podían soportar más de 30 días sin obtener ingresos. Es que en una economía donde predomina la informalidad, es poco realista suponer que existen ahorros, CTS u otros medios que permitan subsistir en confinamiento. Y esa informalidad también explica las dificultades que ha tenido el Gobierno para repartir sus bonos.La cuarentena focalizada decretada el 31 de enero tuvo un impacto negativo sobre el empleo en Lima Metropolitana durante el primer trimestre del año, pero no al mismo nivel que en periodos anteriores; quizás porque las restricciones estuvieron dirigidas a actividades con alta concentración de público (restaurantes, cines y comercios) y también porque, a diferencia del año pasado, buena parte de la población ha decidido hacer caso omiso de las normas y proseguir como si ya no hubiese pandemia. Sin embargo, las cifras siguen preocupando.